La comunidad de Dzulá, situada en el corazón de la selva quintanarroense, es un verdadero tesoro cultural que preserva las tradiciones culinarias de sus raíces mayas. Su gastronomía refleja la fusión entre ingredientes locales, técnicas ancestrales y el ingenio de su gente, que han sabido mantener vivo el espíritu de su herencia a través de los sabores.

Entre los ingredientes fundamentales destacan el maíz, base de su alimentación, así como el frijol y el achiote, una especia que aporta un color y sabor característico a muchos de sus platillos. También es común el uso de hierbas y especias regionales como el cilantro, el chile habanero y la naranja agria, que dan vida a guisos, caldos y marinados únicos.

Los habitantes de Dzulá emplean métodos tradicionales como la cocción en hornos de tierra y el uso de hojas de plátano para envolver alimentos, lo que agrega un toque distintivo a sus preparaciones. Platillos como tamales, el pib (comidas cocidas bajo tierra), así como otras que son representativas en sus tradiciones tales como el relleno negro o chirmole que es un platillo que se realiza en gremios, como ofrenda. Por ello, no solo los sabores son importantes en Dzulá, sino también los significados detrás de cada receta. Las comidas, como se mencionó anteriormente suelen estar profundamente ligadas a celebraciones y rituales, convirtiéndose en una expresión de identidad y unión familiar. Degustar la gastronomía de Dzulá es sumergirse en un mundo donde el pasado y el presente se entrelazan, ofreciendo a los visitantes una experiencia única e inolvidable.

Dentro de esta comunidad, se encuentran personas que se dedican a la preparación de alimentos típicos, como lo son los antojitos tradicionales, entre ellos se encuentran los panuchos, salbutes, sopes, empanadas, entre otros, una de ellas es doña Thelma, una mujer dedicada a la cocina tradicional, a continuación, en esta cápsula gastronómica te invitamos a descubrir el proceso de preparación de uno de los antojitos que lleva a cabo con mucho amor, una de las recetas que han sido transmitidas de generación en generación.

Acompaña a doña Thelma, una de las guardianas del sabor local, mientras comparte su arte culinario con paciencia, amor y orgullo por sus raíces. Desde la preparación de la masa hasta el momento de servir, cada paso es parte de una tradición viva que refleja la identidad cultural de la comunidad.